miércoles, 8 de febrero de 2012

CARACTERISTICAS EL DELEGADO O DELEGADA DE PADRES Y MADRES DEL ALUMNADO

EL DELEGADO O DELEGADA DE PADRES Y MADRES DEL ALUMNADO

La educación es una corres¬ponsabilidad compartida de padres, madres y profesorado. Ello requiere que todas y todos, dentro de la función que a cada uno le corresponde, se conviertan en agentes activos de la educación del alumnado.

La implicación de las familias en el funcionamiento y marcha del Centro resulta fundamental para que la educa¬ción general de éstos sea una educación de calidad, adquieran unos valores cívicos y comprometidos y se desarrolle en un clima de con¬vivencia adecuado.
Las características clave que se desprenden de su definición: REPRESENTAR e IMPLICAR a las familias en el proceso educativo de sus hijos e hijas y COORDINARSE con la persona responsable de la tutoría de la correspondiente unidad escolar, para favorecer dicho proceso educativo.
Características de un delegado o delegada de padres y madres:
La figura del delegado o delegada debe poseer algunas de estas características:
• Comunicativa: con una aptitud natural a comunicar. Ha de ser una persona fácil y accesible al trato de los de¬más.
• Conciliadora: con tendencia a generar puntos de en¬cuentro ante sentimientos o puntos de vista distintos o enfrentados.
• Ir con ideas, no con prejuicios: Pensar el futuro y no en el pasado, y por tanto aportar soluciones ante situa¬ciones enquistadas o que se vayan presentando.

. Cualidades afectivas: Trabajar dos o más personas de manera coordinada o dirigirte a otras personas requiere de una serie de habilidades personales y sociales que favorezcan relaciones constructivas y equilibradas, así como un clima positivo que favorezca las buenas rela¬ciones entre las personas implicadas. En ente sentido el delegado o delegada de padres y madres debe ser una persona cercana, en la que los demás puedan con¬fiar.
• Nivel de exigencia justo (asertiva): Entre las habilida¬des personales ha de destacar la doble característica de ser una persona eficaz y justa. Por tanto se trata de un perfil que requiere de habilidades para analizar el contexto y las situaciones que provocan las dificulta¬des, para que, a partir de ese momento, se actúe con prontitud pero desde la justicia.
• Actitud positiva: con predisposición a hacer. La queja no soluciona los problemas, la solución es fruto de pro¬puestas de acción.
• Actitud próxima y dialogante: Es necesario que esta figura sea accesible y cercana, que genere confianza tanto entre el profesorado como en las propias familias.
• Ética y coherente: Ha de ser una persona con una ac¬titud lógica y consecuente con sus posicionamientos, con los derechos fundamentales que rige la actual so¬ciedad, así como con los principios fundamentales que rigen nuestro actual sistema educativo.
• Disponibilidad: Cada vez es más complejo disponer de tiempo para compartir conjuntamente entre familia y escuela.
. ¿Qué no ha de ser un delegado o delegada de padres y madres?

Un delegado o delegada de padres y madres debe evitar ante todo tener una actitud reactiva. Siguiendo a Vaello (2007), la reacti¬vidad se manifiesta:
• Actuando a posteriori, siguiendo en los problemas.
• Intentando resolver el pasado.
• Acusando a los demás de los malos rendimientos o conductas que se produzcan.
• Buscando ajustar cuentas, dejando saldos a cero.
• Viendo los conflictos como un problema, como algo ex¬traordinario y negativo.
• Aplicando una actitud punitiva: “esto merece un casti¬go”
De este modo la figura del delegado o delegada no ha de ser:
• Fiscalizadora de la labor del profesorado: por tanto ha de evitar cualquier actitud que genere crítica des¬tructiva o que favorezca hacer juicios de las acciones llevadas a cabo por el profesorado.
• Suplantadora de la función del tutor o tutora ante los problemas del aula: La referencia en el grupo es el tutor o la tutora. La delegada o el delegado tiene como principal función la de colaborar.
• Portadora sólo de las quejas que tienen los padres o madres sobre asuntos del grupo-clase. La figura del delegado o delegada no nace con la idea de ser reivin¬dicativa, por tanto se trata de “estar con y no en contra de”. No debemos olvidar que, cuando familia y escuela trabajan conjuntamente, gana “la educación de niños y niñas del centro”, pero del mismo modo, cuando familia y escuela se enfrentan, pierde: “la educación de niños y niñas del centro”.
• Defensora de los intereses de sus hijos e hijas. En todos los casos se ha de evitar utilizar esta figura para el propio beneficio personal o de sus hijos e hijas.
• Actitud rígida: Los centros educativos necesitan per¬sonas con un pensamiento flexible, crítico, constructivo y creativo. Son muchos los puntos de vista desde los que se puede analizar una situación. Un comportamien¬to inflexible no ayuda a buscar soluciones y sí a enquis¬tar los problemas.
• Actitud punitiva: Desde esta figura se debe contribuir a desarrollar modelos sancionadores desde un enfoque democrático, evitando en todos los casos modelos au¬toritarios o permisivos.
• Obsesiva por los rendimientos académicos: El ac¬tual sistema educativo apuesta por el pleno desarrollo de la personalidad del alumnado. Además de los ren¬dimientos académicos hay que valorar en igualdad de condiciones el desarrollo de la dimensión afectiva, so¬cial y emocional.

FAVORECER - La comunicación.
- La conciliación.
- Las ideas y no los prejuicios
- La afectividad.
- La justicia y la eficacia (asertividad)
- La actitud positiva
- La actitud próxima y dialogante.
- La ética y la coherencia.
- La disponibilidad.

EVITAR
- La fiscalización de la labor del profesorado.
- La sustitución de la función del tutor o tutora.
- Ser portavoz de las quejas.
- La defensa de los intereses de sus hijos e hijas.
- Una actitud rígida.
- Una actitud punitiva.
- La obsesión por los rendimientos académicos.